Desde la segunda mitad del siglo XX las diferentes ciencias sociales han ido incorporando nuevas perspectivas de análisis que consideran un enfoque de género dentro de sus estudios.

La investigación sobre el funcionamiento de los hogares en cuanto a la organización de los trabajos que conlleva el cuidado, permitió visibilizar el impacto diferencial que este tiene sobre varones y mujeres. La mirada con perspectiva de género permite también profundizar sobre otros aspectos de la actividad económica con un enfoque integrador, que abarca los espacios de reproducción, desarrollo humano y social, pero también el espacio de trabajo de producción y distribución.[1]

El mercado laboral de hombres y mujeres ha sido uno de los aspectos que más se han analizado desde esta perspectiva. Los trabajos realizados revelaron que existen múltiples manifestaciones de la inequidad de género en el mercado laboral. Las restricciones que se originan en la organización del trabajo doméstico realizado tradicionalmente casi con exclusividad por mujeres, se suman inequidades propias del mercado laboral, con sus dinámicas discriminatorias fundadas en lógicas económicas.[2]

Ahora bien, a lo largo del tiempo se podría decir que la mujer ha ido ganando espacios en las diferentes esferas laborales, pero de igual manera con toda esta mayor participación en el mercado laboral, de igual forma las mujeres se enfrentan a diferentes inequidades internas. Entre ellas están, la subutilización de la fuerza de trabajo femenina que se expresa de las siguientes maneras: trabajadoras sobre-calificadas para el puesto al que son asignadas; mayor tasa de subocupación y desocupación femenina; sobrerrepresentación de mujeres en puestos de trabajo precarios y de baja remuneración.

Al respecto, es importante mencionar que, en Ecuador desde mediados del año 2021, se ha venido trabajando desde la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional en la Ley Orgánica para impulsar el trabajo de la Mujer, igualdad de oportunidades y la Economía Violeta.  Esta ley tiene como objetivo promover y fortalecer el enfoque de género, la erradicación de la pobreza y la potencialización de las mujeres, a través del crecimiento económico inclusivo, generando mecanismos de acceso y beneficios que garanticen una vida digna con igualdad de oportunidades.[3]

Además, particularmente la ley propone beneficios tributarios para las compañías que implementen plazas laborales destinadas a las mujeres y también se incluye dentro de esta norma en el ámbito laboral que el padre y la madre de mutuo acuerdo puedan compartir la licencia por nacimiento de su hijo.

Este cambio de perspectiva en el Ecuador, nace a partir de las cifras estadísticas, las cuales muestran que la brecha entre hombres y mujeres es evidente. En marzo de 2021 solo 3 de cada 10 ecuatorianas tenían un empleo pleno (ganaban más del salario mínimo y trabajaban 40 horas semanales)

Es así que, el aporte femenino en el progreso empresarial y desarrollo de un país es fundamental, es por esto que la disminución de la brecha de género debe constituirse en un objetivo urgente, siendo eje fundamental en el proceso de reactivación económica. Además, debe formar parte de un necesario acuerdo nacional donde gobierno, sociedad y empresa tendrán mucho que aportar.

La información aquí publicada no constituye consejo ni asesoría legal puntual, siendo su función meramente informativa

Bryan Escaleras Martínez

Asociado Junior


[1]  https://ridaa.unq.edu.ar/bitstream/handle/20.500.11807/1743/RCS_n35_miscelaneas_2.pdf?sequence=1&isAllowed=y

[2]              (Rodríguez Enríquez, 2010).

[3]              https://www.elcomercio.com/actualidad/negocios/comision-tratamiento-ley-economia-violeta.html

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